¡Qué ridículo!, hubiesen puesto dios con mayúscula, ¡así justificaban la blasfemia!
Decir que Jesús se hizo a sí mismo «un dios» no concuerda por varias razones:
1) ¿Si hubiese proclamado ser «un dios» por qué habrían de indignarse los judíos?
2) ¡Tampoco hubiese sido una blasfemia!, ya que en el pensamiento judíos existían muchos dioses falsos, y los romanos aceptaban dioses locales.
3) Los judíos entendieron claramente que Jesús decía ser el Dios verdadero:
«A raíz de eso, los judíos se esforzaron todavía más por matarlo, porque, además de no respetar el sábado, llamaba a Dios su Padre, haciéndose IGUAL a Dios» (Juan 5: 18: – Traduccion del Nuevo Mundo -).
4) Jesús no corrigió el entendimiento de los judíos porque sabía bien lo que decía, Él siguió afirmando Su identidad:
«Yo y el Padre somos UNO» (Juan 10: 30 – Traduccion del Nuevo Mundo -).